La palabra de Dios nos enseña como debemos ser no solo al dar una ofrenda sino en toda actitud que tengamos actuando con humildad, sin presunciones ni caer en vanidad haciéndose notar. Debemos recordar que vivimos en el mundo pero no somos de El, sino de Dios y como tales debemos actuar.
El señor nos ha llamado a que nuestras obras se hagan en secreto y en humildad no tocando trompetas ante todos para ser visto por el resto. El nos conoce y sabe como somos y no es necesario demostrarlo a los demás, pero si en cambio debemos ser un buen testimonio de El en sencillez y amor. Por ello nos dice en Mateo 6:1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Cuando se haga el bien se debe hacerlo para Dios no buscando el reconocimiento de los demás sino mas bien en secreto y en humildad.